Nos gusta utilizar los warmers en la clase de ELE: esas “pequeñas” prácticas rompehielos, “rompecansancios”, motivadoras, para antes, durante o después de lo ¿sustancioso?
En español los llamamos “precalentamientos”, “precas” o “calentamientos”. En inglés, y normalmente casi todos, “warmers”.
Empezamos la clase con un warmer para ir entrando en materia, para revisar léxico visto en la unidad anterior, para no llevarnos sorpresas y sondear previamente los conocimientos sobre un determinado tema, para activar vocabulario… o si tenemos que esperar unos minutillos a los que no siempre llegan a la hora.
Los usamos también entre actividades o bloques de actividades, antes de empezar con el siguiente tema, para cerrar lo visto y enlazar con lo nuevo… Vienen bien cuando vemos algún que otro bostezo y queremos espabilarnos todos un poco.
Y también al final de la clase (que no nos confunda el nombre de “precalentamiento”). Si nos sobran unos minutos, fenomenal para terminar la clase con una sonrisa.
Los precas son actividades breves (5 a 10 minutos), sencillas, dinámicas (o relajantes, dependiendo), normalmente divertidas, que pueden o no estar relacionadas con el objetivo de la clase: con o sin objetivo lingüístico.
Para abrir boca con esto de los warmers (hay cientos) os dejo uno que a mí personalmente me gusta mucho, también les encanta a los profes de los cursos de formación. Yo lo llamo:
¿Canicas en la cocina?
El objetivo de este warmer es adivinar el verbo que corresponde a una “acción habitual”. Como hay que adivinarlo, lo sustituimos por un verbo gracioso como puede ser “canicar”, “fifar”, o el que se os ocurra.
Empezamos entonces: Yo, la profe, pienso un verbo de una acción habitual, por ejemplo “lavarse los dientes”. Les digo a los estudiantes que tienen que adivinarlo haciéndome preguntas del estilo: ¿Canicas en la cocina?; ¿Canicas en el baño?; ¿Canicas por la mañana?; ¿Canicas por la noche?; ¿Canicas solo?; ¿Canicas con un cepillo de dientes?… Preguntas a las que yo solo puedo contestar con un “Sí” o un “No”.
Mejor demostrar que explicar, así que hacemos primero un ejemplo entre todos, pensando yo el verbo, y luego será el turno de la persona que adivine la acción.
Si pensamos en que es una práctica con objetivo lingüístico, pues es verdad: podemos repasar adverbios y locuciones adverbiales de lugar, de tiempo, de modo, preposiciones, vocabulario, etc.
Pero también podemos utilizar esta práctica con el único fin de “desentumecer” un poco “los músculos”.
Y a ti, ¿te gusta llevar este tipo de «tapas» a tu clase de ELE?
Gracias por compartir.
Muchas gracias por compartir. Algunas de las ideas propuestas en tu blog me han ayudado mucho en mis clases y las he adaptado a diferentes grupos.
¡Hola Jordi! Me encanta que me digas que estas ideas te resultan útiles para tus clases. Seguiré publicando más cositas. Un saludo, Nieves